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_Abuso sexual, la dinámica del silencio.

Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, __
como del silencio de los bondadosos.__
Martin Luther King__

l abuso sexual es un tema el cual escuchamos  en los noticieros, lo vemos dramatizado en alguna novela o quizá  nos hemos enterado que a algún vecino o familiar lejano le ocurrió y habitualmente no consideramos la posibilidad de que algo así suceda en nuestra familia, sin embargo, esta problemática sucede con mucha más frecuencia de la que nosotros pensamos, e incluso en nuestro núcleo familiar. El abuso sexual ha existido desde hace mucho tiempo, pero poca o nula atención se le había prestado debido a que existía un gran tabú alrededor de la sexualidad infantil, aunado a las características propias de la dinámica del abuso en la que en el mayor número de casos participa un familiar y la gran cantidad de prejuicios morales de la sociedad, los cuales han contribuido a perpetuar los abusos a menores ya que pocas veces se denuncian.

Por otro lado existen también grandes confusiones acerca de lo que es un abuso sexual y frecuentemente se confunde con  violación y pensamos que es sinónimo de golpes y marcas físicas que nos  pueden dar indicios de la agresión, pero en la mayoría de las agresiones sexuales no se observan señales físicas de que sucedió. El abuso sexual infantil se refiere a todo contacto de carácter sexual provocado por una persona en ventaja utilizando la coerción o amenaza sobre un menor, para satisfacción personal, ya sea tocando al niño o niña, haciendo que éste toque al agresor, mostrándole escenas sexualmente explícitas y en casos mas graves llegando a la violación. 

Como se mencionó, generalmente  los agresores utilizan la coerción o amenaza para lograr que el menor acceda al contacto, y rara vez utilizan violencia física o verbal para perpetrar el abuso, por lo que hace todavía mas complicado saber si ha sucedido, sobre todo porque al niño o niña se le pide que guarde el secreto, propiciando así que se repita una y otra vez, incluso por años.


 

De esta manera nos podemos dar cuenta que este tipo de agresión tiene un ciclo bien definido el cual inicia por un período de seducción, llamado así porque literalmente se seduce al menor con juegos, dulces e incluso con la propia compañía del agresor, ganándose la confianza no solo del niño o niña, sino de los propios cuidadores que en el peor de los casos uno de ellos puede ser el agresor, y generalmente no despierta sospechas de que pudiese lastimar al pequeño, por lo que tiene mayor oportunidad de quedarse a solas con él y propiciarse el período de interacción en donde se presenta la agresión sexual que se inicia como un juego, de esta manera se le convence de que participe y, de no acceder, generalmente el agresor  utiliza amenazas de muerte de los padres o de agresiones hacia él, o simplemente lo responsabiliza de lo sucedido. Generalmente se le pide al menor agredido que guarde el secreto, mismo que puede durar años y continuar siendo víctima hasta que pueda decirlo en algún momento o lo descubra alguien. Dentro de ésta dinámica en la que se abusa de un menor, pese a muchos testimonios de agresores en los que argumentan que el agredido no era forzado y accedía; bajo ninguna circunstancia el niño o niña tienen la responsabilidad de lo que sucedió, pues para los niños el que alguien de confianza como un familiar o amigo de la familia lo lastime es casi imposible, pues entonces quien lo cuidaría, y es lamentable saber que la mayoría de los agresores son personas responsables del cuidado de niños, que no solo abusan sexualmente de ellos sino que abusan de su confianza y hacen que pierdan algo que será sumamente difícil de recuperar: la confianza, no solo en los demás, sino en ellos mismos.

Como se describió anteriormente, el abuso sexual infantil es un tema en el que como padres, cuidadores o educadores no queremos abordar o hablar abiertamente con los niños, sin embargo como vemos en la dinámica con la que se desarrolla un abuso sexual existen situaciones potenciales de este tipo de agresión, que si no conocemos o no transmitimos a los niños, los dejamos desprotegidos y vulnerables a una situación que les puede hacer perder la posibilidad de tener una vida mental y emocionalmente sana, por ello es tan importante mantenernos informados y conocer de fuentes profesionales qué podemos hacer para proporcionar confianza y protección a los que queremos.

Claudia Reyes Ortiz
claudia@psique.com.mx



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