uando los padres llegan a saber que su niño tiene un problema motriz o mental, que limita el área social, cognitiva, emocional y las habilidades para el aprendizaje, comienza una situación en su vida que muy a menudo está llena de emociones ambivalentes, alternativas difíciles, interacciones con profesionales y especialistas diferentes, así como de una necesidad continua de búsqueda de información. Al principio los padres pueden sentirse aislados y solos, y puede ser que no sepan donde comenzar su búsqueda.
Cuando un miembro de la familia sufre, todos los integrantes sienten el dolor del que lo padece y reaccionan a la pena. Padre, hermanos, hermanas, abuelos, todos forman parte de este sistema humano dentro del cual vive y crece el niño con hiperactividad. Todos en la familia necesitan comprender la amplia gama de problemas del niño para que puedan ayudarlo (Silver, 1992). Tener un hijo con cierta incapacidad suscita sentimientos y pensamientos, temores y esperanzas para lo que la mayoría de la gente no está preparada. Estas reacciones afectan a los padres como individuos y como pareja.
Los padres de un niño con capacidades diferentes, no se encuentran preparados para enfrentar todas las diversas situaciones hacia las que los van a encaminar sus hijos, lo más pertinente es que toda la energía que van a consumir los padres haciendo todo lo posible para salir adelante sus hijos junto con ellos sean encaminadas a las actividades más productivas para tal finalidad (Silver, 1992).
La forma como los padres responde cuando tienen un niño con características diferentes, está determinada por factores como:
La manera en que fueron criados
Su habilidad y experiencia para enfrentarse a este tipo de problemas
El tamaño de la familia
El lugar que ocupa el niño
El sexo
Su nivel socioeconómico
La estabilidad de las relaciones familiares
Aunque existen múltiples síndromes que puede presentar un niño, Silva, Torres, Garduño y Luna (2006) establecen que aunque la situación varía de familia a familia, todo procesos de adaptación pasa frecuentemente por las mismas fases:
1. Desarrollan la capacidad para enfrentar la realidad
2. Aceptan el problema particular del niño
3. Hacen esfuerzos positivos para ayudarle
4. Enfocan su atención a buscar soluciones.
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Las reacciones de los padres comúnmente pasan entre uno y otro de los siguientes estadios:
Los padres sufren conmoción y bloqueo, a la vez que se muestran psicológicamente desorientados, irracionales y confusos. Ellos experimentan sentimientos de ansiedad, amenaza y posiblemente culpa.
Los padres presentan reacción de enfado, rechazo, resentimiento, incredulidad, y sentimientos de pesar, pérdida, ansiedad culpa y proteccionismo.
Esta aparece cuando los padres comienzan a plantear preguntas como ¿Qué se puede hacer? Lo cual implica un conjunto de necesidades. Los padres adoptan ideas que les permiten entenderse a sí mismos y entender la situación y valorar posibles tipos de acción.
Para Dowling, y Osborne (1996) el aislamiento es un tema recurrente del que hablan la mayoría de los padres (yo nunca pensé que hubiera alguien que tuviera los mismos problemas que yo).
En este mismo sentido, Hutt y Gwyn (1989; En: Silva, et al. 2006), establecen que los modelos de conducta pueden variar desde una forma constructiva de ajuste, como la aceptación realista del trastorno, hasta la negación total, por eso los autores establecen que los padres pueden reaccionar de tres modos principales: el padre que oculta, el que acepta y el que niega.
Cuando un padre afronta eficazmente la situación de su hijo, el niño pude mejorar, aprender y desarrollarse, pero queda claro que gran parte del éxito depende de los padres y de cómo estos afrontan la discapacidad de sus hijos, en su acción, su confianza, su perseverancia y su apoyo.
Alejandra Hernández Gurrola

Bibliografía
- Dowling, E; Osborne,E (1996). Familia y escuela: una aproximación conjunta y sistémica a los problemas infantiles. Barcelona: Paidós.
- Silva, P; Torres, L; Garduño, A y Luna, A. (2006). Actitudes de los padres en la sociedad actual con hijos e hijas con necesidades especiales. Revista de Psicología y Ciencia Social. Vol. 8 (001).
- Silver, B. (1992). El niño incomprendido, guía para padres de niños con dificultades de aprendizaje. El deber de los padres. (pp. 13-18) México: Fondo de cultura económica.
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