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¿Qué es la salud en Psicología?

s impresionante como a estas alturas del desarrollo humano, con la red de comunicación tan grande que tenemos, con la infinidad de información que nos bombardea a diario y a la que tenemos acceso; sigamos con las ideas de que el que va al psicólogo es porque de seguro ha de estar loco, o es alguien raro o incapaz, o tal vez se droga o lleva cinco matrimonios y ocho hijos, sin contar a los que demeritan el conocimiento pensando que una terapia es cosa de percepción y es como ir a tomarte un café con un amigo. ¿Por qué es preso este conocimiento ancestral de tanta subvaloración? ¿Es tan difícil entender que la conexión entre el hombre y esta ciencia es tan estrecha como la que tenemos con las ciencias de la salud? ¿No será que el factor “sufrimiento” nos nubla la vista? 

Es interesante cómo la medicina es un conocimiento que sin duda nos causa gran admiración, curiosidad e interés, reconocemos el trabajo de los médicos como preponderante en la sociedad, y en definitiva les confiamos lo más sagrado que tenemos, es decir, la vida, a través del correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, pero ¿quien se encarga de nuestras emociones? ¿Quién nos diagnostica si algo no anda bien en este aspecto? ¿Quién puede asesorarnos para resolver una problemática dañina? ¿quién puede ayudarnos a tener consciente lo que hacemos inconscientemente? 

Las decisiones, y las vivencias que de ellas emanan invariablemente tendrán un efecto positivo o negativo en nuestra salud. El concepto de salud a veces sólo lo entendemos como salud física, pero ¿qué pasa con nuestra salud mental?. La Organización Mundial de la Salud (OMS), establece que: “La salud no sólo es la ausencia de enfermedad, sino un estado de completo bienestar físico y mental, en un contexto ecológico-social propicio para su sustento y desarrollo. La salud descansa en la esfera de prácticamente todas las interacciones, sociales y culturales y es, con ellas, un componente sinérgico de bienestar social”. 

En la forma física, es la capacidad que tiene el cuerpo para realizar cualquier tipo de ejercicio donde mostremos tener resistencia, fuerza, agilidad, coordinación y flexibilidad; mientras que la salud mental, se caracteriza por el buen estado psíquico de una persona y su auto aceptación; en palabras clínicas, es la ausencia de cualquier tipo de enfermedad mental. La salud mental se refiere al bienestar emocional y psicológico del individuo. la ausencia de un desorden mental reconocido, no es necesariamente un indicador de contar con salud mental. 

Las teorías que desarrollan que las enfermedades físicas están relacionadas con las emociones no son nuevas, desde siglos atrás existen estudios sobre el comportamiento celular y el impacto que sufren derivado de nuestras emociones, no es casualidad que se relacione la melancolía y el cáncer de mama. Un buen estado mental predispone a un buen estado corporal, de ahí las frases, “ mente sana en cuerpo sano” o "somos lo que pensamos". La concepción psicosomática nos obliga a estar alerta de nuestra interioridad como causa posible de enfermedades del cuerpo. 

Pero ¿cuáles son los efectos de una mala salud mental? Para la realización personal y colectiva es necesaria la toma de decisiones; es más, al no decidir se está decidiendo. Frecuentemente nos preguntamos si hacemos o no tal actividad, si nos gusta o no tal objeto o si queremos o no a una persona. Constantemente estamos asociando lo que nos produce placer, lo que significa sacrificio y lo que no estamos dispuestos a hacer; con frecuencia nuestros límites son cuestionados, no sabemos como actuar cuando un elemento de nuestra cotidianeidad cambia, la capacidad para adaptarnos, la tolerancia a la frustración y nuestra seguridad se ponen en tela de juicio. En sí, el bienestar y la calidad de vida son indicadores para saber acerca de la salud mental del individuo. 

 

La psicología ("psico", del griego alma o actividad mental, y -logía, tratado, estudio) es la disciplina que estudia los procesos mentales en sus tres dimensiones: cognitiva, afectiva y del comportamiento, a las que se pueden sumar las dimensiones moral, social y espiritual de la experiencia humana. 

Aterricemos lo anterior, de alguna forma los psicólogos, con sus conocimientos invaden más áreas de las que nos imaginamos, a través de una terapia, herramienta indispensable, (psicología clínica) es como nos relacionamos con dicho conocimiento. Hagamos un sencillo recuento. Cuando somos niños es necesario evaluar nuestro desarrollo, (psicología infantil) saber si estamos aprendiendo y relacionándonos de manera sana dentro de las escuelas (psicología educativa), y qué decir de cuando se llega a la adolescencia en donde los trastornos que hoy en día conocemos como anorexia, bulimia, así como las dependencias al alcohol, el cigarro y las drogas pueden acapararnos; (psicología evolutiva, adolescentes). Es ahí donde la vida sexual también adquiere mayor importancia, roles, preferencias, orientaciones sexuales, (sexología) y las sensaciones, emociones y sentimientos comienzan a explayarse como nunca antes. Pasando ésta difícil etapa, en el mejor de los casos viene la toma de una de las decisiones más importantes y trascendentes de la vida, la elección de una profesión; (orientación vocacional), no se diga cuando ingresamos a un trabajo y requerimos hacer exámenes y pruebas para la capacitación y selección de personal, no se diga si queremos integrar verdaderos equipos de trabajo, distinguir las habilidades de cada individuo, (psicología industrial) requerir análisis de calidad de productos, expectativas de consumo, etc. Después comenzamos a relacionarnos con una pareja, a convertirnos en padres, a conocer el desarrollo de los niños. Comenzamos a observar a los ancianos, pues evidentemente tendremos abuelos y padres que sufran cambios inevitables, y qué decir de la muerte y de los que sobreviven a las pérdidas (tanatología). Además, existen áreas de estudio como psicología del deporte, de las masas, fisiológica, social, y más.  

Es por ello que si nos definimos como seres humanos sanos, quiere decir que asumimos la responsabilidad de prevenir, cuidar y curar nuestra salud física y evidentemente, nuestra salud mental.  

Es así como no llamaremos a un jardinero para que arregle un vestido ni a un abogado para que impermeabilice nuestros techos, sencillamente llamaremos o acudiremos a quien con su conocimiento y experiencia sabrá qué hacer. Situación que nos llevará a la búsqueda de un experto en la conducta y comportamiento humano: Nada más y nada menos que un “tal” profesionista llamado: psicólogo.

 

Ana Paola Cortés Calderon
anapao@psique.com.mx

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