a conciencia de sí mismo, de la propia identidad, la habilidad de definirse y aceptarse con límites y capacidades, sentirse esencialmente cómodo dentro de sí,  valorarse positivamente y quererse sin condiciones; eso es el autoestima. Es decir, se presenta como la conclusión final de un proceso de autoevaluación, como la satisfacción personal del individuo, la eficacia de su propio funcionamiento y una actitud evaluativa de aprobación. (Lila, 1995; En: Cava, 2000). 

La autoestima incluye todos los sentimientos y creencias que tenemos acerca de nosotros mismos y afecta a todo lo que hacemos en la vida. Es compleja, cambiante y está intrincadamente entretejida con nuestro ser.

Los seres humanos no nacen con autoestima, pero ésta surgirá y crecerá constantemente durante su vida. La autoestima se desarrolla con todas aquellas experiencias que el sujeto realiza, y con la relación que se tiene con los demás.
Cuando estas experiencias son positivas o se recuerda una acción positiva, la autoestima aumenta. Si sufre fracasos y reacciones negativas, entonces disminuye. Caso y Hernández (2001) piensan que estas experiencias pasadas de éxito o fracaso representan el factor determinante para el desarrollo de la autoestima.

Por otra parte, la autoestima se asienta no sólo sobre la base de la valoración que uno tenga de sí (su atribución interna) sino también en la imagen social, es decir, en cómo cree el sujeto que opinan de él los demás (Rodríguez y Arrollo, 1999).

¿Cuáles son las características que presentan los niños con autoestima alta y los que presentan una autoestima baja?

Los niños que tienen una autoestima alta suelen ser optimistas y entusiastas respecto a la vida; confiados; amistosos; interesados por los otros y corteses; felices y con sentido del humor; dispuestos a asumir riesgos y abordar situaciones nuevas; capaces de fijarse metas y de demorar  la gratificación; adaptables y flexibles; independientes y autodirectivos; con éxito y orgullo personal en su trabajo; responsables de sus tareas; preocupados por los demás; serviciales; solucionan problemas; asertivos y siempre expresan sus opiniones.

En cambio, los niños con baja autoestima suelen presentar estas características: tímidos y temerosos de tratar cosas nuevas; cambiantes y negativos; inseguros; egoístas; de bajo rendimiento; estresados; se quejan y culpan a otros; agresivos y coléricos; reservados y con dificultad para llevarse bien con otros; sumisos, imitadores; se conceden poca importancia a sí mismos; necesitan refuerzo constante. (Feldman, 2003).
 
 ¿Alguna vez te pusiste a pensar que tan importante es la autoestima de un niño? Tómalo en cuenta ya que la autoestima de un niño puede reflejar la importancia que le dan las personas que lo rodean.

Recuerda… La autoestima puede ser el motor de la vida.

Alejandra Hernández Gurrola
alejandra@pi.org.mx

Bibliografía

• Caso, J. & Hernández, L. (2001). ¿Son contextos socioambientales los que definen las dimensiones de la autoestima en niños y adolescentes? Revista mexicana de Psicología. Vol. 18 (2). 229-237.
• Cava, M. J. y Musitu, G. (2000), Auto concepto y autoestima. (7-21). “La potenciación de la autoestima en la escuela.” Barcelona: Paídos.
• Feldman, J. (2003). Soy una maravilla. Aceptación de si mismo. (15-76). “Autoestima para niños. Juegos, actividades, recursos, experiencias creativas.” México: Alfaomega.
• Rodríguez, A. & Arrollo, M. (1999). Un estudio sobre la relación de la autoestima con la inteligencia. (En red). IberPsicología. Disponible en: http://fs-morente.filos.ucm.es/Publicaciones/Iberpsicologia/iberpsi7/rodriguez/rodriguez.htm